El madridismo tiene que asumir que somos los niños malos del fútbol actual. No voy a entrar en si nos merecemos ese distintivo, ni tampoco voy a dar motivos por los que debieran serlo otros clubes, pero la realidad es que así se nos mira, y lo que es peor, así se nos trata. Yo soy mourinhista y creo que es el mejor entrenador del mundo, aunque reconozco que no me gustan muchos de sus actos. Uno de los que no comparto es que los árbitros nos perjudiquen a conciencia. Yo no creo, y no quiero creer, esa teoría. Seguro que hay equipos mas perjudicados que nosotros y seguro que por nuestra historia no deberíamos centrarnos en ello. Una cosa es quejarse de los errores, lo cual es natural, y otra es centrarse en una conspiración contra nuestro club. Pero debo reconocer que mirando el trabajo que se hace en los despechos de los diferentes comités no puedo estar contento.
Yo tengo una opinión muy marcada, y os la podría explicar sin más, siendo vuestra opinión una réplica igual de contundente o más que la mía. Así que he decidido dar mi opinión basándome en datos, ya que los datos no son irrebatibles.
Yo creo que un árbitro se puede equivocar porque en el campo todo es muy rápido, todo ocurre en un segundo, sin repeticiones, y eso complica mucho su labor. Pero no puedo tolerar que lo que se ve por televisión pueda ser juzgado de diferente forma en igual de condiciones por un comité. Eso es lo que creo que hace sospechar al madridismo. Si yo mandase en el comité de disciplina no hubiera sancionado a Mascherano, Busquets, Pedrito y Alves por sus actuaciones (nunca mejor dicho) del partido de ida. Creo que es algo que el árbitro debió ver y sancionar con tarjeta amarilla en su momento. Como mucho hubiera aplicado una multa económica leve, como aviso de su impío comportamiento. Pero entonces recibo la siguiente información de uno de nuestros contactos de Twitter, al cual le agradecemos, como a todos, su colaboración. Resulta que acgomez_ nos envió estas noticias:
http://es.uefa.com/uefa/footballfirst/matchorganisation/disciplinary/news/newsid=881541.html
Estos artículos hacen que me queme la sangre. Resulta que la UEFA avisa, diciendo que se van a endurecer los castigos a la gente que finge, e incluso el responsable de servicios disciplinarios de la UEFA, Meter Limacher dijo “Tienen que saber que si van a engañar, se enfrentarán a un procedimiento disciplinario. Si la televisión u otras pruebas están disponibles, tomaremos acciones contra la simulación abriendo procesos con una acusación por conducta antideportiva grosera, y el caso será remitido al Comité de Control y Disciplina”. Posteriormente, y como apunta el otro link indicado con anterioridad, se han sancionado a otros jugadores por estos motivos. En este caso hablamos de Eduardo, jugador del Arsenal, que fue sancionado con dos partidos por fingir un penalti contra el Celtic. Ahora me pregunto, ¿el comité vió los videos del partido de ida?
Pero si me irrita esto, más me irritan los siguientes casos. El primero es el de Pepe. En una jugada en la que Alves hace algo que, como hemos dicho antes, la UEFA intenta erradicar, y en una jugada en la que el árbitro se equivoca en su decisión, marcando una eliminatoria y posiblemente un título, resulta que Pepe sigue con su condena y se perderá el partido de vuelta, siendo el único que no obró mal y el único sancionado.
Por último, el más flagrante de todos, Busquets. El joven jugador culé se ha convertido con presteza en unos de los jugadores más teatreros, mentirosos, embaucadores y sucios del panorama futbolístico. Nunca ha sido sancionado por ello, pero sus insultos racistas a Marcelo, al que llamó “mono” repetidas veces, tapándose la boca como si estuviera en el colegio y no quisiera ser reprendido por su profesora, me parecen dignos de sanción ejemplar, y más por una institución como la UEFA que se supone que promueve los valores que promueve. El racismo es algo que nunca tiene justificación, pero que lo ejerza alguien que en su camiseta pone “respect” y “UNICEF” me parece tristemente paradójico. En fin, la UEFA sabrá lo que hace, pero por ahora hay un beneficiado, el Barça, y dos perjudicados, el Madrid y el fútbol.