La hipocresía culé vuelve a aparecer en modo de titular periodístico. Resulta que Mundo Deportivo y Sport titulan “¡Plántate!” y “Wenger traiciona a Cesc” respectivamente. El hombre educado, el sabio del fútbol, el amante del juego bonito y las jóvenes promesas, Arsene Wegner, hasta hace poco tan admirado por los aficionados blaugranas, se ha convertido de golpe y porrazo en un tirano. ¿Qué es lo que ha hecho Wegner para pasar de ser alguien a quien citar cuando criticaba una y otra vez al Real Madrid, a ser un villano que se encuentra al mismísimo nivel de vileza de Mourinho? Es muy fácil, ese algo es la hipocresía culé.
Este tema se zanja con rapidez, no necesita aportar grandes datos ni hacer bastas reflexiones filosóficas sobre lo que es el fútbol y sus clubes. Este tema es muy sencillo. Resulta que hace pocos días el Fútbol Club Barcelona y sus aficionados celebraban como si de una Copa de Europa se tratase, o mejor aun, como si de un partido contra el Real Madrid con posesión a favor se tratase, la renovación de su nueva perla: Thiago Alcántara.
El hijo del gran Mazinho es un lujo, un joven talento salido de la Masía muy del gusto del aficionado culé. Precisamente por eso se le ha renovado, poniéndole una cláusula de rescisión de 90 millones de euros. Eso conforta al aficionado blaugrana, si alguien quiere a su perla de la cantera, tiene que pagar esa altísima cantidad de dinero siempre y cuando el jugador quiera abandonar el club. Pero, en cambio, está mal que el Arsenal quiera 45 millones por Cesc, la mitad que el Barsa por Thiago. Está mal a pesar de que Cesc sea un canterano del Arsenal como Thiago, está mal a pesar de que Thiago hoy en día no sea símbolo culé y Cesc sea capitán y referente gunner. Está mal a pesar de que Cesc sea aun un joven valuarte. Está mal porque Cesc quiere irse, pero claro, los 90 millones de Thiago son por si el joven jugador también quisiera irse en un futuro, si este quisiera quedarse no necesitarían agarrarse a dicha clausula. Está mal, en definitiva, porque el culé es hipócrita por decreto ley.
No doy la cara por Wegner, el cual me parece un entrenador alejado del alto nivel, un creador de polémicas y un fabricante de equipos débiles y flojos que en los momentos importantes defraudan. Wegner no es para nada de mi agrado como persona ni como entrenador, pero en este caso ¿Qué pensaba el aficionado culé? ¿Que lo darían a bajo precio simplemente por agradar al club blaugrana?
El aficionado del Barça se caracteriza por observar la realidad según le conviene, y este es un caso más de la hipocresía culé.
Este tema se zanja con rapidez, no necesita aportar grandes datos ni hacer bastas reflexiones filosóficas sobre lo que es el fútbol y sus clubes. Este tema es muy sencillo. Resulta que hace pocos días el Fútbol Club Barcelona y sus aficionados celebraban como si de una Copa de Europa se tratase, o mejor aun, como si de un partido contra el Real Madrid con posesión a favor se tratase, la renovación de su nueva perla: Thiago Alcántara.
El hijo del gran Mazinho es un lujo, un joven talento salido de la Masía muy del gusto del aficionado culé. Precisamente por eso se le ha renovado, poniéndole una cláusula de rescisión de 90 millones de euros. Eso conforta al aficionado blaugrana, si alguien quiere a su perla de la cantera, tiene que pagar esa altísima cantidad de dinero siempre y cuando el jugador quiera abandonar el club. Pero, en cambio, está mal que el Arsenal quiera 45 millones por Cesc, la mitad que el Barsa por Thiago. Está mal a pesar de que Cesc sea un canterano del Arsenal como Thiago, está mal a pesar de que Thiago hoy en día no sea símbolo culé y Cesc sea capitán y referente gunner. Está mal a pesar de que Cesc sea aun un joven valuarte. Está mal porque Cesc quiere irse, pero claro, los 90 millones de Thiago son por si el joven jugador también quisiera irse en un futuro, si este quisiera quedarse no necesitarían agarrarse a dicha clausula. Está mal, en definitiva, porque el culé es hipócrita por decreto ley.
No doy la cara por Wegner, el cual me parece un entrenador alejado del alto nivel, un creador de polémicas y un fabricante de equipos débiles y flojos que en los momentos importantes defraudan. Wegner no es para nada de mi agrado como persona ni como entrenador, pero en este caso ¿Qué pensaba el aficionado culé? ¿Que lo darían a bajo precio simplemente por agradar al club blaugrana?
El aficionado del Barça se caracteriza por observar la realidad según le conviene, y este es un caso más de la hipocresía culé.