Nunca me gustó encasillar a la gente. Desde que era chico siempre vi como algún compañero de clase se ganaba alguna bulla inmerecida porque, normalmente, él era el que de verdad se la había ganado. Siempre odié ese tipo de circunstancias y por eso tengo claro que encasillar a la gente no es una buena idea.
Por eso mismo me repatea que se hable de Cristiano y de Messi en los términos en los que se habla. Debo reconocer que Messi parece más tranquilo y menos prepotente que el crack madridista. Muchas veces me pregunto por qué el portugués hace las declaraciones que hace, y entiendo que a mucha gente no les caiga precisamente bien. Pero me hierve la sangre, de verdad que me hierve, me rebosan los Fahrenheit, cada vez que veo minutos y más minutos dedicados a Cristiano por su mal comportamiento en el campo.
La mayoría de las veces es porque se toca el oido cuando le gritan “ese portugués, que hijo puta es” y otras porque le dicen directamente “Cristiano muérete”. Resulta que eso es un mal gesto, algo que no se puede tolerar.
Por eso mismo me repatea que se hable de Cristiano y de Messi en los términos en los que se habla. Debo reconocer que Messi parece más tranquilo y menos prepotente que el crack madridista. Muchas veces me pregunto por qué el portugués hace las declaraciones que hace, y entiendo que a mucha gente no les caiga precisamente bien. Pero me hierve la sangre, de verdad que me hierve, me rebosan los Fahrenheit, cada vez que veo minutos y más minutos dedicados a Cristiano por su mal comportamiento en el campo.
La mayoría de las veces es porque se toca el oido cuando le gritan “ese portugués, que hijo puta es” y otras porque le dicen directamente “Cristiano muérete”. Resulta que eso es un mal gesto, algo que no se puede tolerar.
Pero en cambio se le dedica mucho menos tiempo a Messi cuando da un balonazo a la grada rival, cuando escupe a algún jugador del Málaga, cuando se tira y hace teatro para engañar al árbitro, cuando mete goles con la mano en momentos decisivos de la liga… y yo quiero saber por qué. Un ejemplo tremendamente claro es el siguiente: En Bilbao, Cristiano Ronaldo hizo el amago de lanzar el balón con las manos a un recogepelotas. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, se comentó en todos los telediarios e incluso se ha usado hasta hoy día como icono de la actitud del portugués. Pues bueno, eso mismo lo hizo Messi en el Berbabeu, pero fue con el pie y no fue un amago. Bochornoso.
En el fondo se la razón por la que no se mira con lupa a Messi. El astro argentino es callado fuera del campo. Es pequeño y feo. No hay de que preocuparse con sus declaraciones, ya que normalmente no se le entiende. Además es del Barcelona, club en el que todo es armonía y buen rollo, y liderado por Guardiola, el papa pitufo del fútbol. Guardiola es bueno, sosegado, magnánimo y bondadoso como el mismísimo rey Jerjes, el persa. Yo me crié viendo fútbol, y viendo como los mejores (Ronaldo, Redondo, Zidane, Romario, Stoichkov,…) vivían el fútbol de forma intensa, incluso hasta el punto de agredir en algún momento puntual a un contrario, o realizar alguna acción desleal. Pero esa intensidad es la que les hacía ser tan buenos jugadores, era algo negativo que no debían hacer, pero era parte del fútbol. Por eso me mata que cuando Messi hace algo normal, porque perder la cabeza en algún momento es humano, se pase por alto, mientras que cuando lo hace Cristiano, sea motivo de juicio y sentencia popular, que por cierto, de derecho penal no sabe todo el mundo.
Que gran verdad!
ResponderEliminar