1) Me parece normal que intenten dar ejemplo con el Real Madrid, ya que esta medida adoptada ante el club más importante de la historia del fútbol tiene mayor repercusión.
2) Lo correcto, según mi opinión, es que la UEFA hubiera tomado nota y hubiera impuesto la ley, para después aplicarla, y no al contrario como hizo el año pasado.
3) La norma es estúpida, ahora si quieres perderte un partido en concreto tienes que pegarle una patada a un rival, y ya está. Es lo mismo que forzar la tarjeta por pérdida de tiempo pero haciendo daño. Así es la UEFA.
Pero la historia continúa. Resulta que ante esta medida tomada a nivel internacional la LFP decide instaurar esa norma en nuestra liga. La norma es clara: el jugador que fuerce la quinta tarjeta deberá sufrir un castigo de dos partidos de suspensión.
El primer jugador sospechoso fue Xabi Alonso, y los medios catalanes se dedicaron a decir que Mou estaba alentando al jugador tolosarra para que hiciese trampa. Lo instruía. Mou no se conforma con hacer el mal, hace que los demás lo hagan. Pero por suerte para el madridismo el jugador no tuvo que forzar nada, ya que el propio partido lo puso en bandeja.
Resulta que le toca el turno al Barcelona. “Shakiro” tiene 4 tarjetas y fuerza de forma descarada (de la misma forma que lo hizo el Madrid en Copa de Europa) una tarjeta amarilla. El árbitro dice que por perder tiempo, pero creo que en el minuto 84 con 4-0 en casa contra el Rayo, no podemos hablar de perder tiempo si no de forzar tarjeta. Eso lo vemos todos. Pues resulta que no, que esta vez no habrá sanción. Por eso el madridismo se pregunta ¿hubiera habido sanción para Xabi en el caso contrario?
Pero el cinismo que menciono en el título del artículo se centra en Pep Guardiola y su piara de aduladores. Resulta que cuando el Madrid forzó las tarjetas en la Champions se criticó mucho a Mourinho por su supuesto enfado, ya que en verdad el quería que esas tarjetas se produjeran. Teatro del bueno, fue una de las cosas que llegamos a leer y escuchar. Ayer en cambio, fue Pep el que optó por deleitarnos con otra clase de arte dramático. Hizo gestos y ademanes de enfado ante la sanción, pero esta vez ninguno de sus pueriles súbditos ha dicho nada al respecto.
Para redondear su actuación, nunca mejor dicho, decidió decir en rueda de prensa una de sus grandes mentiras, que en este caso se caía por su propio peso. Pep es especialista en dicho arte, es capaz de decir en una rueda de prensa “yo jamás criticaré públicamente a un jugador de mi plantilla” cuando anteriormente había dicho de Ibra que “por el bien de mi club no voy a decir lo que pienso sobre Ibrahimovich.”, el cual era en ese momento jugador culé. Pues bien, ayer Guardiola dijo “yo no hablo de los árbitros” y, el muy cínico, pronunció la frase a la vez que enumeraba casos en los que el Madrid pudo salir beneficiado de las actuaciones arbitrales (y digo pudo porque no en todas ni mucho menos fue un fallo arbitral). Es decir, dijo algo así como “no digo cuando un árbitro se equivoca ni el día de la mano de Higuaín, ni el día…”. Pep es patético y la gente que lo venera lo es más aun. Guardiola ha criticado incansablemente a los árbitros tanto como entrenador como de jugador, los ha llamado mentirosos, literalmente, en rueda de prensa e incluso fue pionero en una nueva forma de crítica arbitral como es hablarle al colegiado principal a través del “pinganillo” de su colega en la banda. Insisto, es patético y que diga estas mentiras y se vaya de rositas me parece imperdonable, pero claro, al menos a los madridistas todo esto nos sirve para que quede claro el cinismo blaugrana.